Recuerdo ese espectacular paso por el Jaguares de Chiapas, en el 2003 llegó este hombre al futbol mexicano, su figura robusta y baja estatura nos hacían dudar que fuera a ser un gran centro delantero, en Chiapas cumplió y más que eso, sobre pasó la expectativa. Posteriormente, un equipo grande lo tenía que adoptar, cuando el América anunció su contratación, pensaba que iba a ser presa de la maldición que han pasado muchos grandes al llegar a este equipo, de pronto se apagan, pero no, Cabañas en este equipo se consolidó como uno de los más grandes extranjeros que han venido a nuestro futbol.
Llega la tragedia, el ritmo desquiciante de la Ciudad de México, puede dar fiesta hasta en lunes a las 5 de la mañana, ahí tiene Cabañas una triste cita con el destino, en un triste baño, la locura se hace presente, un bala disparada de la insensatez más grande deja entre la vida y la muerte a este ídolo. La cultura mediática pone a Cabañas como el centro de atención de la vida política y social de México, cientos de notas, una sola foto de Cabañas tirado ensangrentado, versiones van y vienen, el ídolo se niega a cruzar el puente del misterio más grande del hombre, muy al contrario se resiste a jugarse la vida entre doctores, quirófanos y una bala imposible de sacar de su cerebro.
Estamos en un país de miles de muertos, vivimos en un país donde las balas ya son el pan nuestro de cada día, Ciudad Juárez acaba de ser nombrada la ciudad más peligrosa del mundo, la guerra contra el narco nos muestra todos los días su crudeza, la violencia se ha apoderado de México, al mismo tiempo el balón sigue corriendo, la magia del futbol crea héroes en una mitología popular ávida de glorias, de triunfos, de peleas, todo en torno a un balón.
El futbol y su magia, la magia de convertir a atletas de alto rendimiento en héroes, la magia de gritar un gol al grito de guerra, la magia de una gloria efímera pero al fin y al cabo gloria, la magia de ver a miles de personas orando por la salud de Salvador Cabañas; tanto en el norte como en el sur de América, Cabañas convirtió al futbol en fe, esa fe que en México va acompañada de la Virgen de Guadalupe y la estampita del ídolo con su número 10 en la espalda, esa fe que puede hacer pedir a un sacerdote que “el Salvador, salve a Salvador”, esa fe ciega, esa fe que sirve para acompañar a la hinchada en el sin que hacer de la vida cotidiana, el futbol es el escaparate de muchos para derramar lagrimas por alguien que se conoce en el mito que crea el futbol, el futbol es capaz de hacer sentir pasión por alguien con el que quizá nunca has estrechado la mano, Cabañas reunió a miles en su natal Paraguay, el ídolo que al estilo de William Wallace llama a su selección a ganar el mundial, el sueño que une a cada país en América, el mundial de futbol.
Cabañas quizá no vuelva demostrar su talento en la cancha, ojalá que pudiéramos verlo a ver con todo y bala en el cerebro derrochar técnica individual una vez más, el futbol ya sale sobrando, simplemente su leyenda está hecha para el futbol México y de Paraguay, leyenda forjada por vivir del futbol como guerrero, ojalá Cabañas viva y de un ejemplo de vida, en un mundo donde las balas siguen perforando a los hombres. Venga Cabañas… lucha por cada bocanada de aire y manda a la muerte al carajo, como lo hizo el Che Guevara…
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