Un día dije que me dolería mucho que el América se fuera a primera A, no por ser americanista sino porque simplemente acepto su papel de grande en el futbol mexicano; por lo tanto Chivas (en primer lugar y a pesar de Jorge Vergara) Pumas (a pesar del Patronato) Cruz Azul (a pesar de los hermanos Alvarez) y el América (a pesar de mi antiamericanismo y de su presidencia) jamás deben pisar los menesteres de estar peleando el no descenso.
En mi comentario añadí que me gusta ver al América triunfador, y un buen amigo me dijo que si me estaba volviendo joto o qué, que cómo era posible siendo chiva decir semejante aberración; mis argumentos fueron suficientes para callar las bocas de quienes refutaron mis “buenos deseos” al Amércia: les dije que al América, en el sistema de juego de nuestro futbol, es necesario verlo entrar a la liguilla y ver como se despedaza en la cumbre, al América no hay que verlo pelear el no descenso como estaba programado para julio del próximo año si tenía un mal torneo, al América hay que verlo caer desde la cima, así la caída será más fuerte y mucho más satisfactoria, hay que verlo caer en la final, en las semifinales, en los cuartos de final cuando enfrente al octavo lugar en caso de que fuera primero, eso es lo que hay que disfrutar, no disfrutar los menesteres de un equipo que nacio para ser grande, no tan grande como Chivas, pero al fin grande.
Mi antiamericanismo es sin duda por herencia, mi hermano mayor es Puma, y con dolor recuerda aquellas finales ochenteras donde el América pasó por encima de ellos, una en el Estadio Corregidora y otra en el Azteca, posteriormente sanó aquellas heridas con el Pumas de Miguel Mejía Barón, aquel pumas que traía a Luis García, a Juan Carlos Vera, a David Patiño, a Toño Servín, a Claudio, Campos y Ramírez Perales, el Beto García Aspe entre otras figuras que hicieron de ese Pumas un trabuco. Como olvidar al Tuca Ferreti que de disparó tremendo balonazo para que Adrian Chavez recibiera el primer tanto del partido de vuelta con el que empatarían el marcador global y con los goles de visitante en el azteca pudieran ganar la liga.
Mi padre fue Chiva de Corazón, y le daba por apostar siempre con dos vecinos que eran americanistas de hueso amarillo, de ahí me viene que se chiva y pues he disfrutado caídas monumentales del Amércia, esa época de llegar a semifinales y no poder pasar a la final, cuando el Monterrey pasó por encima de ellos donde le anulan tres goles al Amércia comiendo una sopa de su propio chocolate, con una evidente ayuda del árbitro a favor del Monterrey. Aquella semifinal donde pierden con la UdeG igualmente con el arbitraje en su contra, donde una mano fuera del área es marcada a favor de los universitarios como penal; recuerdo también aquella semifinal contra Tecos, aquel Tecos de Vusetich, que traían a Donizete en la delantera. En fin, en mi conciencia futbolera he visto muchas veces caer al América, pero repito, el América es un equipo grande, de grandes leyendas, es el América que vivió los ochentas, el América que pudo hacer leyenda de la mano de Benhaker y que perdió en Semifinales de la mano de otro técnico con el Cruz Azul, vuelvo a repetir, el América es un grande que hay que verlo caer desde arriba.
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