Ramón Ramírez lo tuvo todo excepto la suerte, dicen que esta no existe o que más bien uno la busca; sin embargo, aunque él no jugó jamás en el futbol europeo, dudo mucho que alguien tengas las características desequilibrantes de este jugador en la historia reciente del futbol mexicano; en la actualidad no hay quien pueda tomar un balón en la media cancha, desequilibrar a las defensas para después meter un pase para gol. Ramón Ramírez le falto ese estirón que le han faltado a tantos futbolistas, fue un jugador que salió de la adversidad al tener una seria lesión producto de una entrada criminal de Carlos Alberto Carillo jugador del América, cuando Ramón empezaba a dar pinceladas de crack en el Santos de Torreón. Al recuperarse, fue pilar importante de la selección de Mejía Barón en 1993 para clasificarnos al mundial de Estados Unidos 94, aún recuerdo sus dos goles contra Canadá en el Azteca, uno más bien fue autogol del portero Forrest. Cómo olvidar aquella carrera que pego desde la media cancha con el balón controlado, para darle un golpecito a la bola y techar al portero ecuatoriano en la copa América de 1993, su gol nos puso en la final que después perderíamos contra los Argentinos. Todo un crack.
Su liderazgo no marcó diferencia en la selección; sin embargo, en chivas fue un ídolo, esa manera de tomar la bola en la media cancha y dejar regados jugadores era espectacular, de chivas fue un ícono, un hombre que sudó la camiseta; de las pocas veces que lo vi jugar, fue en un partido contra Pumas en CU en el año de 1998, cuando Chivas traía en la delantera a Luis García y a Ricardo Pelaez, recuerdo cuando el sonido local menciona su nombre, la afición chiva enloqueció; en aquel partido Chivas ganó 1-0 con la clásica media vuelta de Luis García, al final del partido fue el incidente de un jugador de Pumas llamado Zermaten, el cual al reclamarle al árbitro su actuación, le da un cabezazo que lo manda a la congeladora por 1 año del futbol.
Yéndonos un poquito para atrás, Ramón Ramírez le dio personalidad al Santos de Torreón, de su mano los llevó a la final de la temporada 93-94 que perderían contra el Tecos de la UAG, aquel trabuco de Vusetich, que traían en la delantera a Osmar Donizzete, de aquel partido Ramón Ramírez traerá consigo para siempre una cicatriz en el pómulo creo que derecho, producto no recuerdo si de un cabezazo o un codazo.
A mis 16 años de edad, Ramón Ramírez era mi ídolo, cuando Ramón abandona Santos para convertirse en Chiva, creo que hace una declaración que la afición de Torreón la tomó a mal, Ramón declaró que merecía estar en un equipo grande como Chivas, algo así; a partir de ahí cada que Ramón pisaba la comarca, era abucheado por la incómoda afición santista. En un partido de unos cuartos de final, creo de la temporada 94-95, a Ramón le gritan de todo, nada más tomaba la bola y le llovían mentadas, un sector del estadio recuerdo le girtaba en corito ¡Ramona, Ramona!, ese partido Chivas lo pierde 3-1 y para colmo, Ramón es suspendido para la vuelta porque al final del partido fue y le reclamó al árbitro su actuación y este lo reportaría en la cédula arbitral. La vuelta en el Jalisco chivas necesitaba ganar 2-0 y no recibir gol, debido a que el gol de visitante contaba, pero de la mano de Misael Espinoza, Chivas conseguiría el marcador y pasaría a semifinal donde perdería con Necaxa en un marcador global de 1-1, que definió el gol de visitante necaxista.
Ramón Ramírez tuvo grandes clásicos, recuerdo la remontada que dio chivas en el clásico de la temporada 1995-1996, en la segunda vuelta de esta edición, Chivas perdía 2-0 y terminó remontando el juego, de la mano de Ramón Chivas ganó 2-3, para él empate, Ramón le da un pase perfecto al gusano Nápoles para hacer el 2-2; pero el gol del triunfo es una jugada que se deriva en la media cancha cuando Ramón toma un balón y se va hasta el área de Chávez, hace pomada a la defensa del América donde desafortunadamente no es Ramón quien logra hacer el gol, sino Nachito Vázquez es quien empuja el balón a las redes, ese clásico fue la venganza de Leo Beenhakker sobre el América. Qué decir de aquel 5-0 que Chivas le propinó al Amércia en 1996 donde Ramón a pase de Sergio Pacheco abre el marcador de lo que sería una histórica goleada.
En aquellas glorias futboleras preparatorianas, siempre quise ser como Ramón Ramírez, esa manera de echarse el equipo a los hombres cautivó a toda la afición Chiva, y yo como Chiva pues era un aliciente portar el número 7 en la espalda, como el gran Ramón.
Aún recuerdo, cuando el futbol era importante para mí, el rumor que surgió en diciembre de 1998 de que Ramón pasaría a ser parte de las águilas del América, eso, para la afición chiva era una blasfemia, el último partido que Ramón jugó con Chivas en esa etapa de crack fue contra el Necaxa en la final del invierno de 1998, partido que chivas perdería 2-0 y con ello perder el campeonato. Lo que parecía ser una broma de mal gusto se convirtió en una realidad, para enero de 1999 veríamos a Ramón vestido con el uniforme Adidas de las águilas del América. En verdad que ese fue de los momentos más tristes en mi vida como aficionado al futbol, me sentía traicionado y comencé a comprende que el futbol es una patraña, empecé a comprender que el futbol es un negocio y bueno, el hecho de ver a tu ídolo vestido con la playera del odiado rival era infame, grosero, burlesco, imposible de creer.
A partir de ese año, Ramón Ramírez vino en declive, en toda su estancia en las águilas del América, jamás dio un solo partido como los cientos que dio con Chivas, jamás sudó la camiseta con la misma pasión que sudó la de chivas, jamás gambeteo y dejo tirados en el piso a sus rivales para levantar las voces de toda una afición que de sus pies, nos ponía a soñar, Ramón Ramírez me inspiró para que en Nagashima, el equipo de los grandes amigos y de la adolescencia soñada, portará yo el número 7.
Después se fue a jugar a Tigres, donde tampoco tuvo muchas tardes de gloria como en el chiverío, tuvo un fugaz regreso a Chivas en el año de 2003 y un retiro del futbol en Chivas USA, a Ramón Ramírez le debo gran parte de mi pasión al futbol. Mi único ídolo de mi adolecensia futbolera.
4 comentarios:
Y yo qu pensé que yo era el verdadero ídolo... he vivido engañado
Sin lugar a dudas un gran jugador, imaginate con lo q se paga ahora en traspasos incluso en Mexico, cuanto valdria su pase al America? si Corona le costo 4 millones de dolares al Cruz Azul
A mí me tocó el otro lado: La decepción americanista. Parecía noticia del día de los inocentes, como hizo alguna vez El Ovaciones vistiendo a Blanco de Chiva. A pesar de su buen futbol, de su excelente manejo del balón, la compra se me hizo traicionera. Nunca nos acostumbramos a no querer a uno de nuestros jugadores, se sentía raro, mal. Luego pensamos, si se va a poner nuestros colores, mínimo que juegue bien, pero el estirón que bien dices que le faltó Daniel, nosotros lo sufrimos, nada, una burla. ¿Qué se podía esperar de una situación que no quería la afición del Guadalajara, que no quería la afición del América y que no quería el jugador? (sólo en este país...)
ilpollo, seguro que un Ramón Ramírez costaría más de lo que costó Cabañas (casi 6 millones de dls.), la diferencia es que el paraguayo sí los valió.
Ramón sin esa transacción, jugando en chivas y siguiendo dando esos partidazos.. hubiera llegado fácil al 2002... el ámerica lo acabó no en el aspecto fubolístico... lo acabó en el alma, en el corazón y eso lo llevó a no rendir en el aspecto futbolístico...
Y sobre Cabañas, Cabañas rinde porque de Jaguares se fue al América, subio de Categoría, fue motivador, a Ramón de idolo de Chivas, lo bajarón a uno más de la plantilla del América, el dinero y los sueldos no hacen al jugador... Ramón fue un capricho más Americanista que no aprende la lección de regar dólares a lo tonto... Sus millones tirados lo han puesto en la lucha por el no descenso.. una pena que un grande como América pase por esos menesteres...
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